Por todos y todas es conocida la expresión “tener más cuento que Calleja”, usada muchas veces para expresar desconfianza ante lo que nos cuenta otra persona por falsear la realidad, pero quizás no conozcamos su origen... Saturnino Calleja fue un editor, escritor y librero que fundó en Madrid una editorial especializada en lectura infantil y educación primaria (abierta en 1876 y cerrada en el año 1958), la cual llegó a tener una importancia sobresaliente en todo el mundo hispanohablante. Editó miles de libros de pedagogía basados en modernas técnicas europeas y de cuentos diminutos que niños y niñas coleccionaban como si fueran cromos. Todos, además, ricamente ilustrados con dibujos de los mejores artistas de la época. Calleja acercó la lectura a varias generaciones de niños/as a principios del siglo XX, ya que no solo eran cuentos de gran atractivo sino bastante asequibles.

A lo largo de los años, el Museo Escolar de Pusol ha ido recibiendo entre distintas donaciones algunos de estos libros de S. Calleja, desde cuentos hasta enciclopedias, métodos de lectura y gramática, geografía y catones, pasando por obras religiosas. En el año 2014 recibimos una importante donación de Ángel García Palao, decenas de libros escolares e infantiles, entre la que se encontraba una colección de más de quince volúmenes de esta editorial. Años antes, Esther Segura Navarro nos donaba otros tantos. En 2006 hacía lo propio la donante Sara Ripoll Salinas… Así, a día de hoy contamos con una interesantísima colección de Calleja de más de 180 volúmenes.

Aunque la mayoría de tomos son de 1900 en adelante -el más reciente, una recopilación de cuentos, es del año 1949-, encontramos libros de finales del siglo XIX como “Gramática castellana” (1878), “El amor del alma” (1876), “Lectura de manuscritos” (1888) y “Enciclopedia para niños” (1897).

El encanto de estas publicaciones, que no pasan de ser unos simples folletitos, es innegable: bonitas ilustraciones, lenguaje sencillo y temáticas amenas. Los tomos más antiguos son claramente distinguibles por la ausencia de colores en su portada, lo que las dota de un aspecto de sencillez, pero no les resta belleza. En las portadas del resto de cuentos más recientes se despliega el buen hacer de los ilustradores con los que contaba esta famosa editorial.

Autores: José Aniorte, gestor cultural y Marian Tristán, coordinadora del Museo Escolar.